Son muchos los accesorios que compramos para prepararnos para la llegada de nuestro bebé, muchos nos serán de gran ayuda y algunos serán un elemento más abandonado en un rincón.
Esto sin duda es el caso de esa almohada que viene a juego con ese precioso juego de mantas y sabanas para la cuna, la cual decoras con mucha ilusión y las llenas de hermosos peluches y complementos.
Hasta que llega la hora de salir del hospital y antes de eso recibes las recomendaciones más importantes para el cuidado de tu bebé y desde luego la que más se repite es debe dormir en una superficie firme, y no tener alrededor elementos que puedan suponer un peligro de asfixia o que pueda producir sobrecalentamiento de la cuna.
La recomendación es clara y tiene sus razones de peso te menciono las más importantes:
- El riesgo de muerte súbita o asfixia aumenta considerablemente si él bebé tiene alguno de estos objetos cerca y se los lleva a la cara o pasa mucho tiempo en una postura que no favorece la buena entrada de oxígeno (asfixia postural).
- Los bebés tienen la cabeza más grande que el cuerpo, por lo que dormir con almohadas le repercutirá en la posición natural de la columna vertebral ocasionando serios problemas posturales.
- La mejor postura siempre será boca arriba en una superficie firme, esto garantizará al pequeño un descanso optimo y seguro.
- Por supuesto tampoco está recomendado el uso de cojines antivuelco, él bebé debe poder moverse libremente.
¿Cuándo pueden dormir con almohada los niños? Recomendaciones de uso.
Ahora bien, nos queda claro que siendo un bebé de menos de 12 meses no necesitará una almohada, más llegará el momento en que nos preguntemos cuando la necesitan, o quizás cuando ya sea un niño despierto y atento y nos vea usar almohada y quiera usarla como nosotros.
Es a partir de los 2 años que se recomienda empezar a usarla, ya que a esta edad tienen control total de su cabeza y su cuerpo, con lo cual se moverán y buscarán siempre la posición que les resulte más cómoda, además ya sus hombros empiezan a ensanchar y al ponerse de lado para dormir pueden necesitar elevar un poco la cabeza para alinear el cuerpo.
Es importante que sea una almohada delgada de unos 10 cm aproximadamente, la idea es equilibrar la cabeza, cuello y conseguir una buena alineación de la columna vertebral. Una almohada muy elevada puede ser incómoda.
Debe ser firme, que permita mantener la postura natural de las cervicales, de materiales que permitan la transpiración, funda extraíble y lavable.
Elige la almohada que mejor se adapte a su postura.
Los pequeños como nosotros tienen posturas preferidas para dormir con las que se sienten más cómodos, cuando son pequeños entre los 2 a 4 años, suelen moverse mucho durante el sueño nocturno adoptando diferentes posturas, por lo que existe una gran probabilidad de que esa almohada acabe al final de la noche en cualquier lugar de la cama menos debajo de su cabeza.
Existe una almohada ideal para cada posición, por ello a la hora de elegir la que mejor se adapte será importante observar, en que posición suelen dormir.
- Boca arriba: en esta postura la elevación necesaria suele ser mínima para que el cuello no quede muy flexionado y la entrada de aire sea fluida.
- Boca abajo: en esta postura no es recomendable usar almohada y de hacerlo que sea muy fina.
- De lado: en esta posición una altura de unos 10 cm suele ser ideal.
Conforme vaya creciendo se debe ir variando y adaptando el grosor de la almohada.
¡Felices sueños!
** Todas estas recomendaciones son extraídas de los libros de los expertos en sueño infantil y National Sleep Fundation y algunos más.